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Archivo Familiar

En julio del 2023 soñé con mi bisuabuela Julieta, desperté curiosa, de ella, su vida, su entorno, y comencé a preguntar. Empecé a recopilar datos interesantes, como el hecho de que su mamá, Dolores, era espiritista, y algunas otras curiosidades. 

 

Buscando más información, leí un libro escrito por un tío ya fallecido, pero sólo escribía a profundidad sobre los hombres de la familia, y sentí curiosidad por las historias de mujeres hasta ahora no contadas, esos relatos que se quedan más en la tradición oral, y parecieran no pasar de manera tan certera a los libros de historia. 

Mi trabajo con el archivo familiar consiste entonces en contar las historias de mis ancestras desde la auto-ficción, descargando las sensaciones que me habitan e intuyo, viven en mi sangre, desde hace varias generaciones. Haciendo espacio para que ellas hablen a través de mi, para divertirnos, y expresarnos juntas, a manera de catarsis. 

Mi intención estética es lograr un realismo mágico en lo visual, confundir, no distinguir entre lo que es de este mundo y es real, con el mundo de la magia, del espíritu, lo energético y no visible. 

Las 5 abuelas

En julio del 2023 soñé con mi bisuabuela Julieta, desperté curiosa, de ella, su vida, su entorno, y comencé a preguntar. Empecé a recopilar datos interesantes, como el hecho de que su mamá, Dolores, era espiritista, y algunas otras curiosidades. 

 

Buscando más información, leí un libro escrito por un tío ya fallecido, pero sólo escribía a profundidad sobre los hombres de la familia, y sentí curiosidad por las historias de mujeres hasta ahora no contadas, esos relatos que se quedan más en la tradición oral, y parecieran no pasar de manera tan certera a los libros de historia. 

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Celia

Bisabuela Julieta

Mala Digestión

La mesa vibraba, el marido esperaba, se escuchaba en los cajones un tintineo de metal, el día previo se había sentido, después de mucho tiempo, poderosa. Al abrir un cajón, para poner la mesa, un tenedor se acercó a su mano sin ella tomarlo, como pegándose, quiso gritar, como el impulso de cuando un bicho, o entidad extraña, te pasa por el cuerpo, el grito fue ahogado, recordó el sofoco de no saber a quién pedir ayuda. El marido del otro lado de la pared gritó: Juuuuuuuuli, ¿qué hacéis? Se despabiló, tomó los cubiertos con fuerza, como si nada hubiera pasado, puso la mesa, sirvió la comida. 

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