Hace unos años descubrí que a partir de lo que parece absoluta realidad en la fotografía, podía crear un mundo fantástico, que poco depende de nuestras reglas físicas y parámetros oculares, en donde, aquello al borde y sin importancia de la foto de pronto tomaba importancia al repetirla ¨reflejarla¨ horizontal y verticalmente.
Tuve la sensación de que, al hacer esto, aparecía de forma visible la esencia de la cosa, y me fue interesando hacerlo con personas, con objetos, con espacios, con edificios, con estructuras industriales.
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